Las bombillas tradicionales son muy poco eficientes. Más bien diríamos que son auténticas derrochadoras de energía. Concretamente, de toda la energía que llega a la bombilla, solamente un 5 % se transforma en luz. El 95 % restante se quema -nunca mejor dicho- en forma de calor.
Las lámparas de bajo consumo son mucho más eficientes. ¿Inconveniente? Los dos miligramos de mercurio muy tóxico (en un termómetro tradicional hay mil veces más mercurio)
Problema añadido: la red de recogida de estos residuos no está desarrollada. Por supuesto, prohibido depositarlas en ninguno de los contenedores habituales. Hay que depositarlos en sitios específicos, normalmente en los mismos comercios donde se pueden comprar estas lámparas.
Podemos consultar los puntos de nuestra ciudad en el siguiente enlace ---> Recogida de lámparas
Una curiosidad: Legalmente, las bombillas tradicionales, las "derrochadoras", van a desparecer de los comercios europeos a muy corto plazo.
Así que aquellos que quieran seguir usando las lámparas tradicionales, por nostalgia, por capricho, o simplemente`porque les gusta más la luz que dan, pueden seguir el ejemplo alemán: Allí la gente ha hecho acopio de lámparas incandescentes para tener reservas durante unos pocos años. Y, por otro lado, una empresa alemana ha empezado a importarlas de China y a venderlas como "mini-radiadores". De esta nanera se saltan a la torera la normativa europea que prohibe la fabricación y comercialización de bombillas,
No sé cómo esta idea no se le ocurrió a un español, que en esto de pasarnos las leyes por el forro tenemos tanta experiencia.
El añadido Ulises, es que si una bombilla rompe es posible un corte y esa pequeña cantidad de mercurio, pasará a la sangre, por otra parte el mercurio tóxico es el mercurio orgánico (meti y etil mercurio) y el de los termómetros es metálico, que no es tóxico, el de las bombillas al estar en forma de gas es más fácil que se incorpore via respiratoria o sanguinea por una herida a nuestro cuerpo.
Seguramente sabes que hay una bombilla que hace un siglo que se encendió y está siempre encendida, es la absolescencia programada, que hacen las cosas para que paren en un determinado momento, caso de las bombillas tradicionales no llegan a las 1000 horas (las buenas).