Obama supo traer tranquilidad a un líder que en los últimos días había sido acusado en Washington poco menos que de jugar en segunda división. Esta circunstancia era interpretada por algunos medios británicos como un símbolo de debilidad de su primer ministro, quien al final salía sin embargo reforzado de su encuentro con el demócrata. «La noción de que nuestras relaciones se harán más débiles no solo no es acertada, sino que puedo asegurar que espero fortalecer estos lazos en un futuro», concluía al respecto Obama poco después de terminar su encuentro con el británico.
UN ACUERDO GLOBAL
Reunidos durante algo más de una hora, en la agenda de ambos dirigentes destacó especialmente la actual crisis económica, cuyos efectos serán tratados el 2 de abril en Londres. A este respecto, tanto EE.?UU. como Inglaterra han mostrado su disposición a liderar un nuevo acuerdo global que incluya mayores restricciones en los mercados y una mayor transparencia bancaria para evitar nuevas caídas. A este respecto, tanto Obama como Brown han tomado medidas en sus países, si bien el líder británico considera necesario que este tipo de acciones se extiendan a todo el planeta, un discurso que podría defender hoy de nuevo en su comparecencia ante el Congreso estadounidense.
Por su parte, Obama defendió ayer una vez más la viabilidad de su plan de rescate financiero y trató de restar importancia a la mala situación de los valores en bolsa, ya que, según dijo, «lo importante no son las fluctuaciones diarias, sino que EE.?UU. y el mundo puedan salir adelante a largo plazo».
